sábado, 26 de marzo de 2016

Belchite



Belchite

Sobre el campo infinito de la estepa aragonesa
se yerguen, solitarias y tristes,
las mudas pruebas de la infamia de la guerra.

El atroz lamento de las numerosas víctimas
brota aún de sus desoladas ruinas
¡Aquí un día, la barbarie se dio cita!

Todavía resuenan los gritos de espanto
a través de las desvencijadas puertas,
que ya no se abren más que a amontadas ruinas
y al cielo raso de sus caídos techos
por los que la radiante luz del cielo inmenso de Aragón
alumbra los restos del odio y de la ira.

Ya no juegan alegres los niños en sus calles.
Sus voces coloristas y chillonas
se trocaron en lloros de desesperación y muerte
¡Ay como se ceba la guerra en su inocencia!

Contemplo hoy emocionado, el dolor
que estas gentes vivieron en el pasado
y con las que se despidieron de este mundo.
¡Qué triste, qué triste que es la guerra!

Era final de verano y un calor implacable
redoblaba el castigo sobre un infierno de fuego y polvo.
Atrapados en la mortal celada de sus propias casas
sufren su agonía niños, mujeres y hombres de Belchite.

Una lluvia macabra de proyectiles se cebaba sobre ellos:
Restalla la luz en los interiores destruidos
para señalar el perfil de la muerte, el pavor y la agonía.
¡Qué triste e infame es la guerra!

Los muchos murieron sepultados
por el intenso bombardeo al que fueron sometidos,
otros tantos por el fuego cruzado de ambos contendientes
que, en una borrachera de muerte, tomaban casa a casa
y los que no, de hambre y de sed por el asedio sufrido.

Hoy humean en Siria idénticos perfiles destrozados,
los mismos paisajes desolados de destrucción y muerte,
lloran niños y mayores, el mismo aciago destino.
Aquí como allá, se sepultaron idénticas ilusiones.

Miles de humanos perdieron en Belchite
su vida en una lucha fratricida.
¡Aquí un día, la barbarie se dio cita!

Pueblo fantasma y sobrecogedor
donde aún resuenan los llantos y gimen de dolor
los protagonistas del horrible sacrificio.
Centenares de cadáveres permanecen
enterrados bajo la dura tierra y los escombros
en un dantesco camposanto.

Que la memoria guarde para la historia
la inútil hecatombe de Belchite
con la ingenua intención, me temo
¡ay humanos!
que la tragedia no vuelva a repetirse.



No hay comentarios:

Publicar un comentario