domingo, 5 de febrero de 2017

Cobardes


Hoy juzgan a un President de la Generalitat y a dos de sus ministras. Su delito ha consistido en defender la voluntad de millones de catalanes. Es un acto cobarde. Una ignominia que expresa el desprecio del Estado por la sensibilidad y los anhelos de millones de ciudadanos. Una cobardía, aún más grave si cabe, pues este Estado, a sabiendas de que no puede hundir su cuchillo en los millones de ciudadanos que defienden lo que defienden, lo hunde cobardemente en los cuerpos de tres personas que, haciendo honor a sus cargos, fieles al mandato de su pueblo, defendieron hasta su incriminación la causa que representaban.

Hoy es un día triste. Un día de aquellos en que un negro manto ha vuelto a eclipsar la democracia. El acto cobarde que el Estado perpetra hoy aleja un poco más nuestra fe en el sistema. Con la infamia de hoy, aparece el gélido rostro del odio, de la inquina hacia nosotros. No contentos con los agravios infligidos, no satisfechos con ejercer un poder cerril e intransigente, hoy nos ofenden con el sacrificio de nuestros líderes, de los que defienden nuestras causas. Pero yo les digo que sus actos los deshonran a ellos. Y el de hoy los sume en la infamia. ¿Adónde pretenden llegar?; ¿acaso piensan que, socavando nuestras instituciones, sometiéndolas al amedrentamiento, conseguirán su objetivo de doblegarnos? ¿Qué respeto puede merecer un Estado que pisotea las instituciones de Catalunya? Yo me pregunto: todos estos individuos tan españolistas que, amparados en su odio hacia Catalunya, aprovechan el poder de que disponen para ofender y oprimir a otra nación, ¿qué pensarían si, por ejemplo, Europa, mañana, hiciera lo mismo con las instituciones y los representantes de los españoles en Madrid?


Foto: Cometiendo un acto ilegal, votar el 9-N, en compañía de mi hijo