jueves, 14 de abril de 2016

La segunda república



Hoy se celebra la proclamación, hace ahora 85 años, de la segunda república española. Yo creo que vale la pena brindar por ella. Duró sólo cinco años, tuvo sus más y sus menos… es verdad. Pero no cabe duda que fue un instante luminoso de nuestra historia. Yo creo que a partir de aquel momento España entró en la modernidad. ¿Qué era España hasta entonces? Un país atrasado, en muchos aspectos anclado en el pasado, casi medieval. ¿Cómo vivían sus gentes? Mal. Había profundos desequilibrios sociales, una parte muy importante de los ciudadanos vivían miserablemente. No hay más que ver las imágenes que han llegado hasta nosotros de esa época, de cómo vivían y qué aspecto tenían las gentes para ver las penurias por las que pasaron nuestros ancestros.

La república representó para muchos la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida y sus derechos. Los acomodados no estuvieron dispuestos a perder sus privilegios. Así estallo una revolución social que daría paso a lo que todos conocemos.

Sin la república, no se hubieran conquistado muchos de los derechos que disfrutamos hoy. Por ejemplo, el reconocimiento de la igualdad de la mujer, la libertad de enseñanza y tantos otros. Le debemos mucho a la segunda república y, por lo tanto, creo que es de justicia rendirle un homenaje.

Esto me da pie a repensar, de nuevo, si monarquía o república. La verdad es que mi corazón es republicano. ¿Cómo podía ser de otra manera? Esa es la forma de gobierno homologada con la libertad, la igualdad y la fraternidad de todos los ciudadanos. Durante la transición, me conformé con la monarquía constitucional. Estábamos por la labor de aplicar la ley de la ventaja y no poner obstáculos a una democracia en ciernes. Hoy, visto lo visto, si pudiera votar sobre esta cuestión, votaría sin dudarlo por la república. Entre otras cosas, a parte de las razones ideológicas que acabo de expresar, porque no me gusta la actitud de Felipe VI. Con él vuelve a respirarse el tufillo de suficiencia y petulancia de los reyes del pasado. ¿Es realmente un rey para todos? Lo dudo. Me parece muy decantado hacia el sistema injusto imperante, al lado de los poderosos… como siempre. Y, ¿qué decir de su posicionamiento en la cuestión catalana? Lo veo yo también muy españolista. Una silenciosa e impostada indiferencia, que puede confundirse con desdén. En todo caso ningún gesto. Ninguna implicación. Esto me indigna.

Sí, lo tengo claro: yo ahora votaría, definitivamente, por la república.

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