Hoy se
celebra la proclamación, hace ahora 85 años, de la segunda república española.
Yo creo que vale la pena brindar por ella. Duró sólo cinco años, tuvo sus más y
sus menos… es verdad. Pero no cabe duda que fue un instante luminoso de nuestra
historia. Yo creo que a partir de aquel momento España entró en la modernidad. ¿Qué
era España hasta entonces? Un país atrasado, en muchos aspectos anclado en el
pasado, casi medieval. ¿Cómo vivían sus gentes? Mal. Había profundos
desequilibrios sociales, una parte muy importante de los ciudadanos vivían
miserablemente. No hay más que ver las imágenes que han llegado hasta nosotros de
esa época, de cómo vivían y qué aspecto tenían las gentes para ver las penurias
por las que pasaron nuestros ancestros.
La república representó para
muchos la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida y sus derechos. Los acomodados
no estuvieron dispuestos a perder sus privilegios. Así estallo una revolución
social que daría paso a lo que todos conocemos.
Sin la república, no se hubieran
conquistado muchos de los derechos que disfrutamos hoy. Por ejemplo, el
reconocimiento de la igualdad de la mujer, la libertad de enseñanza y tantos
otros. Le debemos mucho a la segunda república y, por lo tanto, creo que es de
justicia rendirle un homenaje.
Esto me da pie a repensar, de
nuevo, si monarquía o república. La verdad es que mi corazón es republicano. ¿Cómo
podía ser de otra manera? Esa es la forma de gobierno homologada con la libertad,
la igualdad y la fraternidad de todos los ciudadanos. Durante la transición, me
conformé con la monarquía constitucional. Estábamos por la labor de aplicar la
ley de la ventaja y no poner obstáculos a una democracia en ciernes. Hoy, visto
lo visto, si pudiera votar sobre esta cuestión, votaría sin dudarlo por la república.
Entre otras cosas, a parte de las razones ideológicas que acabo de expresar,
porque no me gusta la actitud de Felipe VI. Con él vuelve a respirarse el
tufillo de suficiencia y petulancia de los reyes del pasado. ¿Es realmente un
rey para todos? Lo dudo. Me parece muy decantado hacia el sistema injusto imperante,
al lado de los poderosos… como siempre. Y, ¿qué decir de su posicionamiento en
la cuestión catalana? Lo veo yo también muy españolista. Una silenciosa e
impostada indiferencia, que puede confundirse con desdén. En todo caso ningún
gesto. Ninguna implicación. Esto me indigna.
Sí, lo tengo claro: yo ahora
votaría, definitivamente, por la república.
No hay comentarios:
Publicar un comentario