Mostrando entradas con la etiqueta amado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amado. Mostrar todas las entradas

miércoles, 3 de mayo de 2017

Diálogo sobre el amor. Maladie d’amour, maladie de jeunesse


__ Parece que hoy me encuentro un poco más animada__ declara Flora liándose un cigarrillo. Estamos frente al mar y el crepúsculo se presenta interesante. Una ocasión ideal para una tertulia.
__ Me alegro. Al fin y al cabo, esto es como un duelo. Cuando una historia de amor termina, es como si se hubiera producido una pequeña muerte. Sentimos un desgarro en nuestro interior.
__ Me siento vacía por dentro. __ confiesa Flora, y vuelve a sumirse en una profunda tristeza, que no había aparecido, en todo el día, hasta ahora.
__ Sí, es verdad… el desengaño amoroso es insoportable. Es uno de los principales motivos pasionales de la humanidad. Desde siempre. No hay relato que no lleve este ingrediente. No hay dolor ni desgarro peor que este. __ añado, intentando relativizar su situación.
_ ¡Y a mí qué me importa la humanidad, no me consuela en absoluto!
__ Eres muy joven todavía, ¡veinticuatro años! __ le digo, con la suficiencia impertinente de quién ya ha pasado por todo esto__ Todo pasará. Poco a poco, el tiempo irá poniendo las cosas en su sitio y restañando las heridas. Es verdad que cuando uno es joven le parece que el mundo se acaba. Y el sufrimiento es muy cierto. Pero ya verás que superarás esta etapa antes de lo que crees. Incluso, me atrevo a decirte que es una experiencia necesaria.
­­__ Pues yo la verdad es que me tiraría por la ventana __ se lamenta Flora con los ojos vidriosos y la mirada perdida en el infinito ­­­__ La vida ya no tiene ningún sentido para mí… no sé, es que no puedo entender cómo ha pasado. Así, tan de repente. De la noche a la mañana… todo ha desaparecido. No me parece real. Es como si estuviera viviendo una pesadilla. Todo iba bien. No había conflictos. Y de repente, a consecuencia de una conversación casual, me dice que ha decidido dejarlo. No tiene ningún sentido.
__ No te atormentes buscando una explicación racional a una cosa que no depende únicamente de una decisión lógica. __ le aconsejo, intentando evitar que se atormente con las razones de la separación __ Estas cosas dependen del sentir; las emociones poco tienen que ver con la razón. Por lo que sea, ella ha decidido dejarte. De una manera o de otra, aunque en un proceso inconsciente, ella ha acabado madurando razones que le dicta su corazón.
­­­­__ ¡Qué he hecho mal!, ¡dónde ha estado mi error! __ Una y otra vez Flora vuelve sobre la cuestión de la ruptura, como intentando encontrar la explicación definitiva, el porqué del desamor de su compañera.
__ Hay otra persona… ¿le has preguntado? __ le inquiero, con un hilo de voz, temeroso de destapar la caja de los truenos.
__ Ella me ha jurado y perjurado que no. __ dice, mortificada. __ No lo sé…
Dejamos pasar unos minutos, en silencio. Flora aprovecha para liarse un nuevo cigarrillo. Aunque ya no fumo, le pido uno, ya que me siento triste y ansioso al no poder hacer nada para consolarla.
­­__ La escribiré para tener un nuevo encuentro con ella a la vuelta de mi viaje. __ continúa__ Creo que tenemos aún muchas cosas de qué hablar. Le prometeré que no seré tan quisquillosa, que tendré mejor humor por las mañanas y por las tardes cuando vuelva cansada de trabajar…
__ Flora… creo que debes dejar de engañarte a ti misma. Esta historia ya no volverá. Se acabó. Es el final y punto. Es muy duro, pero tienes que hacerte a la idea. __ le aconsejo, intentando evitar que deposite, de nuevo, esperanzas en la que es, a todas luces, una historia que terminó __ Te conviene superar la prueba. Es muy doloroso, pero tienes que tragarte el sapo poco a poco. No alimentes una ilusión quimérica, pues sólo incrementará tu dolor y evitará que la herida vaya cicatrizando.
__ Es que no puedo. No puedo olvidarla. Es el amor de mi vida. Todo iba tan bien… Teníamos tantos planes. __ Flora se sume en un angustioso desconsuelo. Me veo impotente para ayudarla. No hay argumento posible. No queda otra que la compañía, hacerla sentir que uno está cerca.
Pasan de nuevo unos minutos en los que ambos aprovechamos para disfrutar del crepúsculo y de la cerveza fresca. Con el embrujo del humo del tabaco, que forma volutas en el aire inmóvil de la tarde, caigo en una ensoñación. Reflexionando sobre el amor, pienso en la sensación de plenitud, de vitalidad y felicidad que representa su presencia en nuestra vida; en cambio, la ausencia de éste, es como un descenso a los infiernos, como si la muerte se hubiera apoderado de nosotros. Los antiguos pensaban que la vida era un ciclo de muerte y renacimiento. Este ciclo de vida y muerte estaba pactado con los dioses a través de una alianza. Ellos concedían a los mortales el poder de renacer como civilización y también decidían cuando esta declinaba y desaparecía. Lo mismo servía para los individuos. De hecho, se creía que la divinidad entregaba a los hombres, normalmente a su rey, un símbolo de esta alianza. Por un lado, esto legitimaba el poder real ante la sociedad, que veía a su soberano como directamente investido por los dioses, y a la vez convencía a los humanos, ante la evidencia de un objeto material de origen divino, que existía realmente una relación sagrada entre lo divino y lo humano. De hecho, se pensaba que este objeto pasaba de un mundo a otro cada cierto tiempo, para volver a restablecer los lazos. Era la muerte de una edad que daba paso al renacimiento de otra, en un eterno renacer de las cosas. Así, el renacer de la vida en primavera después del arduo invierno se convirtió en una afortunada metáfora de este hecho.
__ La vida es un continuo morir y renacer __ sentencio al cabo de un rato, poniéndome filosófico después de mi divagación e intentando apaciguar su desconsuelo. __ Fíjate, estamos en Grecia. La cuna de nuestra civilización. Miles de años de historia. Pero al igual que las personas, las civilizaciones nacen y mueren para volver a renacer. Es nuestro destino. Ya sé que es trágico. Muy duro de asumir cuando le afecta a uno.  Pero es así. Uno de los tormentos de los seres humanos es este ciclo ineludible. Las cosas no se mantienen eternamente. Tienen un principio y un fin. A nosotros nos gustaría mantenernos siempre en el momento de máximo esplendor, de máxima felicidad. Pero eso no es posible, este privilegio está únicamente reservado a los dioses. Ellos juegan con nosotros y nos hacen caer y levantarnos de nuevo. Como para reiniciar eternamente el mismo juego, pero con distintos actores. Un continuo entre la vida y la muerte que nunca se acaba. El eterno retorno. Por lo tanto, lo mismo ocurre con el amor. Tú te has enamorado y cuando estabas en el cénit de tu relación y pensabas que duraría toda la vida… lo pierdes.
__ Tú siempre te pones trascendente, pero el asunto es más cotidiano que todo esto. Muchas parejas aguantan toda la vida. ¿Por qué no podría ser este mi caso? __ me replica con un punto de desesperación. __ Yo la quiero. Y lo que más me sorprende es la frialdad con la que ha puesto punto final a esta historia. No parece sentir nada. Como si no la afectara en absoluto. Me pregunto si realmente estaba enamorada de mí. No me quiere… ¿cómo no me he dado cuenta antes?
__ En una relación siempre hay el amante y el amado. Este tema fue tratado por Platón por primera vez y ha sido recurrente en la literatura erótica de todos los tiempos. __ Le explico, algo incómodo por mi pedantería. Pero no sé cómo explicar mejor que, en una relación, haya quien ama y el que se deja amar.
__ Pero, para mí, es como si me hubieran arrancado un brazo. Es un dolor interior, seco y terrible, que me destruye las entrañas. No tengo hambre. Siento una profunda tristeza y desconsuelo. Sin embargo, ella parece sentirse como si nada hubiera pasado. ¿Acaso no siente todo lo que hemos vivido juntas, estos años en común? ¡Es fría como un témpano!

Extracto del libro inédito VIAJE A GRECIA: LA TRÍADA HELÉNICA Y EL ENIGMÁTICO ÍBICE DE ORO
Autor: Francesc Marfull