miércoles, 22 de junio de 2016

Une étoile caresse le sein d’une négresse



A Joan Miró

Como en un sueño, el árbol de la vida centra en la Masía su metafísica relación: la Tierra conecta con el cosmos. La raíz es ojo negro de insondable profundidad, punto luminoso que engendra la florida copa que enlaza con un místico cielo de surreal belleza. La luna preside con su influjo el fascinante hecho de la vida. Vida que es naturaleza domada, objeto cotidiano convertido en símbolo que escribe el lenguaje por el que el Universo toma sentido. La matemática del hombre empeñada en su geometría del sentido. Raro sello. Luz de otro mundo, que sin embargo es cotidiana razón. Síntesis de lo creado. Raíz.

Amébicos personajes mueven sus ciliares miembros en límpidos espacios siderales. Estrellas que acarician sus recios senos. Criaturas ingrávidas, con vaginas y penes improbables, sugieren potentes emociones. Escueta insinuación erótica, signo cósmico de la semilla de la vida universal. Asombrosa belleza. Vaginas con cilios insinúan la entrada en nuevos universos, amebas de lo minúsculo que conducen al macrocosmos. Rostros orientados a las estrellas en un afán por alcanzarlas. Misterio de la vida.

L’ocell diví llisca per les constel·lacions

Límpidos colores primarios que son la pureza misma. Sobre diáfano fondo ocre que sueña el infinito; rojo, negro y blanco. Una caligrafía de signos nuevos que sugieren un más allá soñado, con puros objetos primigenios, que inducen un estado y un sentir más que una forma. Mágico Universo convertido en acogedora morada soñada.

¿Acaso el Ser visto a través de los ojos de un niño?

Constelaciones que lamen mórbidos senos matemáticos. Geometrías imposibles que dibujan la idea platónica. Síntesis de lo esencial. Perros que ladran a la luna, ante una escalera wittgensteiniana. Rojo, blanco, amarillo y azul sobre Noche oscura. Soledad inmensa, infinita. Estrellas que se refugian en el sexo de los caracoles.

Vida protozoaria de la que emerge la atónita mirada del hombre. La gran pregunta universal reflejada en solícitos ojos redondos, ingenuamente abiertos, curiosos. Agresivas dentaduras perfilan en fondos siderales sus figuras y escriben la ferocidad de la vida.

Las revueltas aguas de pasiones telúricas, reflejadas en esta caligrafía de sexuados signos, conducen al remanso Zen de Azul. Inmenso tríptico azul, meditación trascendental. Magistral poema de sosegada madurez. Estupefacta emoción. Síntesis de la vida, pacífica respuesta a las turbulencias de la existencia. Fuego por fin apagado en una quietud que promete la liberación de la muerte.

Culmina la trilogía en blanco, donde apenas una tímida traza rompe el eterno silencio del universo. Contemplación del Vacío. Sabiduría por fin alcanzada.


Paco Marfull
Barcelona, marzo de 2012


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