jueves, 5 de mayo de 2016

El misterioso tupé de Donald Trump


Estoy intrigado. Hoy he seguido el telediario de TVE de las tres de la tarde. La noticia del día es la victoria de Donald Trump –pronúnciese tramp-- en las primarias, que le abren el camino de la candidatura republicana hacia la presidencia de Estados Unidos. Muchos consideran este éxito fulgurante como una sorpresa. Sinceramente, yo me pregunto por qué. Cosas más raras vemos y veremos en este mundo que nos toca vivir. Pero ésta no es la razón de mi intriga. Veréis… os explico: Donald Trump, como ya habréis observado, tiene mucho tupé. No, no… no lo digo sólo en sentido figurado. Es literal, lleva un peluquín. Un peluquín rubio, rubísimo, que le cubre la cabeza ahí dónde muchos, a su edad, ya son calvos o muestran entradas pronunciadas. Parece una tortilla a la francesa. O mejor aún, un tapete de dorado hilo de seda, muy bien planchado, con el que tapar las que él debe considerar sus vergüenzas. Lo peina, el muy saleroso, como si fuera un elvispresley apolillado. Pero si prestáis atención –y yo lo he hecho hoy al verlo en televisión—parece como si las imágenes de Trump estuvieran trucadas. Es un tema inquietante. Como si le hubieran añadido ese velo que, a veces, los productores de tv sobreimprimen en las imágenes para proteger la intimidad de las personas, sobre todo a los niños. Ya sabéis, ese velo de las caras por las que se ve y no se ve la cara del personaje. Pues bien, a nuestro amigo Donald le ocurre eso con su tupé. Mi pregunta es la siguiente: ¿Acaso son fotogramas trucados para preservar la imagen del amigo Donald y que, de esta forma, luzca un mayor atractivo ante la opinión pública, ahora que ya parece evidente que puede ser un próximo presidente? Si alguno de vosotros descubre el misterio, ruego me lo diga. Aunque también cabe la posibilidad de que no sea un tupé, sino una tortilla natural y, en vistas del éxito conseguido, los americanos ya empiecen a manipular los mensajes para darnos una imagen benéfica de su rampante y flamante nuevo líder. También se puede dar el caso de que no siendo, como decimos, un tupé artificial, sino su propio cabello, sea éste de un rubio tan luminoso, que ciegue la imagen produciendo el efecto antes explicado. Una luz cegadora, mística, como la aureola de los santos. Una cortina de humo para despistarnos y hacernos soñar con algo mejor que lo que realmente se esconde detrás. No sé, es difícil verle el plumero a Donald –nunca mejor dicho--, pues intenta esconderlo y no sabemos a ciencia cierta qué es lo que esconde debajo de su tupe, natural o no. En todo caso, ¡ya podéis reíros, ya! Porque “uncle Donald” ya ha demostrado sus dotes para seducir, con su tupé y su cartera, a las más bellas mises del nuevo continente. ¡TRUMP POWER! 


2 comentarios:

  1. Todo es misterioso con Donald Trump se me hace una persona sombría y se gana a pulso la burla que le hacen, hasta de su cabello.

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  2. Así es, Fernanda. A mí me pasa lo mismo. Será que su tupé es, realmente, un signo inequívoco de su personalidad sombría y siniestra. ¡Malos tiempos!

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