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martes, 2 de octubre de 2018

Manual para guerrilleros independentistas, o cómo implementar la República Catalana


1.      La principal estrategia del independentismo debe ser ampliar su base social; hasta que no cuente con una amplia mayoría, es impensable conseguir el objetivo.
2.      El Estado no negociará jamás la independencia de Catalunya.
3.      Las armas del guerrillero: el pacifismo, la pedagogía y la política inteligente.
4.      ¿Qué es el pacifismo? Un arma demoledora. La bomba más efectiva contra los estados autoritarios; ¿por qué?, pues porque la razón misma del Estado, su semilla fundacional, es el uso de la fuerza. En consecuencia, el pacifismo lo deja desarmado, paralizado, incapaz de reaccionar. Y si reacciona, sólo sabe usar la violencia, lo que lo desprestigia y le hace perder la batalla.
5.      El arma más letal es el pacifismo, por eso el Estado intenta e intentará que el movimiento independentista use la violencia. Por nada del mundo hay que caer en esa trampa.
6.      ¿Qué es la pedagogía? Enseñar a las futuras generaciones de todo el Estado que España es una estructura política plurinacional. Y, desde este punto de vista, fomentar la convivencia, la tolerancia y el respeto entre todas las naciones, enseñando que ninguna está por encima de las otras.
7.      ¿Qué es la política inteligente? Utilizar la astucia política para conseguir ganar pequeñas batallas que conduzcan a la victoria final. Evitar el choque directo con el Estado. Evitar la precipitación, los pasos en falso. Hay que abandonar la política del enfado, de la confrontación, de la gestualidad inoperante para entrar en la frialdad del cálculo, de la estrategia paciente, de la visión a largo plazo, de la planificación detallada para conseguir el objetivo… Eso es inteligencia política.
8.      Los catalanes deben utilizar el Estado central para sus fines. ¿Cómo? Accediendo a las altas instancias del poder judicial, ejecutivo y legislativo para transformarlo desde dentro, de la misma manera que ahora una casta ultranacionalista española, lo utiliza contra Catalunya.
9.      El independentismo debe explicar a los ciudadanos cual es su proyecto de Estado. ¿Cómo se piensa construir la República? ¿Con qué medios? ¿Qué ventajas e inconvenientes representará para los ciudadanos? ¿Cómo planea negociar con el Estado? ¿Qué responsabilidades deberá asumir la nueva República? ¿Y qué derechos y obligaciones tendrán los ciudadanos? Los ciudadanos, como seres libres, soberanos y responsables, tienen el derecho de conocer con detalle en dónde se meten, y decidir si les interesa o no.
10.  Ciudadanos convencidos por un proyecto sólido lucharán con mayor ahínco por el objetivo.
11.  Líderes encarcelados, ciudadanos represaliados, persecución política del adversario y conculcación de la libertad de expresión y de los derechos humanos y civiles, perjudica gravemente al Estado, a su imagen internacional y contribuye al desánimo de muchos ciudadanos, catalanes y españoles, que ven como la democracia se degrada. Es el motor más potente del que dispone la guerrilla independentista.
12.  La extrema derecha en España está formada principalmente por el PP, C´s y Vox. Lo que los define como radicales no es tanto su condición de ser derechas como su condición de ultranacionalistas españoles.
13.  Las altas instancias de la judicatura, de la fiscalía y de otros órganos vitales del Estado están colonizados por la extrema derecha, que impone su criterio. Su descrédito entre los ciudadanos no es sólo por el tema catalán.
14.  La monarquía española tiene los días contados. Felipe VI cometió un error garrafal que le costará el trono: ponerse de parte de unos contra los otros. A la mala fama de los borbones, se añade ahora la evidencia de la corrupción, el enriquecimiento ilícito de Juan Carlos I durante su reinado. Los españoles se sienten engañados. Este hecho favorecerá el nacimiento de la República Catalana, que se verá con simpatía en el resto de España.
15.  El acceso al poder de la extrema derecha (PP, C´s, Vox), en caso de que se produzca, pondría en marcha un doloroso proceso de represión, aún más extremo que el actual, que acabaría provocando una reacción de indignación de tal magnitud que llevaría a la parálisis de todo el país, y aceleraría el proceso de independencia.
16.  El día que el independentismo cause una muerte, el Estado habrá ganado la batalla; la instauración de la República Catalana deberá esperar, por lo menos, 50 años más. En cambio, el día que el Estado produzca un muerto, el movimiento independentista habrá avanzado 10 años de golpe.
17.  El poder ejecutivo estatal tiene un poli malo que es el PP, Ciudadanos y sus confluencias de extrema derecha; y un poli bueno que es el PSOE. Si se quiere la independencia hay que reducir la influencia del bipartidismo y apoyar a nuevos partidos progresistas más sensibles al soberanismo.
18.  La independencia de Catalunya va para largo. Las prisas, las precipitaciones son el peor enemigo.
19.  La Europa actual no aceptará nunca la independencia de Catalunya. La UE es un club de socios capitalistas que sólo buscan su interés. Una Catalunya independiente les perjudica, desestabiliza el garito que tienen montado. Hasta que no exista una Europa de los ciudadanos, Catalunya no será libre.
20.  El apoyo internacional es vital; sin él no hay independencia. Para ello hay que hacer pedagogía, conseguir el punto 1 y asumir el punto 19.
21.  Hay que aprovechar todos los recursos del autonomismo. El movimiento independentista no puede quedar atrapado en su propia trampa. Mientras no se proclame la República, Catalunya debe aprovechar todos los recursos a su disposición. Y esos recursos son los que brinda el autonomismo. La negación del autonomismo lleva a la parálisis, en el peor de los casos a la ocupación de Catalunya por el Estado mediante la aplicación del 155. Esa ocupación, como en todas las “guerras”, implica arrasar las instituciones catalanas y encarcelar a sus líderes. Un paso atrás gigantesco que el soberanismo no se puede permitir.
22.  El futuro es el Estado supranacional, la nueva Unión Europea de las naciones y los ciudadanos. Esa es la estructura política en la que tiene cabida la futura República Catalana. Hay que luchar por ello.
23.  La independencia de Catalunya tiene un precio: no se puede nadar y guardar la ropa. No vale ser un guerrillero independentista muy valiente en WhatsApp con los amigos, o en las redes sociales con un perfil anónimo, y luego ser un cobardica en la empresa y callarse como un puta, no vaya a ser que todo esto me perjudique económicamente.
24.  La clave del éxito para conseguir el punto 1 es ilusionar con el proyecto a muchos catalanes que ahora son reacios, pero que comparten que el Régimen del 78 es un régimen podrido y que la monarquía española es una monarquía corrupta. El proyecto debe demostrar que quiere integrar a todo el mundo, que se respetarán los derechos de todos. Y lo más importante: asumir que el castellano también es una lengua de Catalunya. Sin esta premisa, nunca se conseguirá el sorpasso (porcentaje favorable a la independencia superior al 50%).
25.  El buen guerrillero independentista debe permitir las manifestaciones de asociaciones de policías como Jusapol, aunque su intención sea provocar, o de otras expresiones, incluso de elementos fascistas. En primer lugar, porque así demuestra que respeta la libertad de expresión; en segundo lugar, porque esos manifestantes, con su simple aspecto, ya explican perfectamente lo que son y lo que representan. Ese mensaje que transmiten, más por la pinta que tienen que por lo que dicen o gritan, beneficia a la causa soberanista. Increparlos, insultarlos y, ya no digamos, golpearlos, desprestigia la causa del independentismo.
26.  El verdadero guerrillero independentista no acude a las manifestaciones con la capucha puesta y la cara tapada. No seáis pardillos, aprendices de guerrillero pasados por agua. Esos son los infiltrados de la policía, que intentan desencadenar el punto 5.
27.  El Estado sujeta a Catalunya a la fuerza, pues no ha sido capaz de seducirla para que se encuentre a gusto dentro de España. Durante años lo ha disimulado, pero ahora se le ha visto el plumero. Como no tiene razones, las inventa: el relato posverdadero, construir una verdad ficticia. El guerrillero eficiente luchará por desmontar este discurso posverdadero del Estado. ¿Cómo? Ilustrando al ciudadano sobre los hechos, las distintas opiniones, demostrando las falsedades que se han sostenido durante siglos.