Es el horror. Asistir
al espeluznante espectáculo de esos niños asesinados con gas sarín. Caras
inocentes, seres ilusionados que apenas despertaban a la vida, con sus rostros
pervertidos por el veneno. Imagen de la ignominia. ¿Dónde se esconden esos
monstruos que perpetran, en nuestro nombre, estos crímenes? Sí, somos culpables
por omisión. No recuperaremos nuestra dignidad hasta que no tengamos la
valentía de liberarnos de ellos. Monstruos que nos gobiernan, que usurpan
nuestra soberanía. Hemos de acabar definitivamente con ellos.
He releído un
nuevo pasaje de mi libro Viaje a Grecia: La tríada helénica y el
enigmático íbice de oro --del que ayer mismo os presentaba un fragmento--
y he encontrado un pasaje en el que el protagonista, en un soliloquio, relata
sus impresiones sobre la Guerra de Siria. Aparece como una entrada de su
diario: el 1 de octubre de 2015. De esto hace ya casi dos años… y todo sigue
igual.
1 de octubre de 2015. La guerra de
Siria es el gran conflicto de nuestro tiempo. Esto acabará mal. ¡Qué horror!
¿Cómo se puede llegar a un tal grado de devastación? No lo puedo comprender. No
puedo pensar en otra cosa. A la que me descuido, ya estoy dándole vueltas de nuevo.
En casa me dicen que estoy en la Luna de Valencia, siempre pensando en las
musarañas. Miles de refugiados que huyen de la guerra. Creo que son más de
cuatro millones de desplazados. Ya ha habido más de 250.000 muertos. Es
tremendo. Insoportable. El mundo está atónito… e indignado. Los que huyen
quieren entrar en Europa a toda costa. Son cientos de miles. Alemania es el
nuevo “América, América!”. Elia Kazan. Los armenios. Siempre es lo mismo. Pero
como siempre, los países intentan sacarse el problema de encima. En este asunto
Alemania ha sido ejemplar. Pero Hungría… que vergüenza. Las declaraciones de
algunos políticos son indignantes, ofensivas. ¿Cómo lo vamos a hacer?
Solidaridad. La gente es buena. En Barcelona, muchas familias se han ofrecido
para acoger un refugiado en su casa. Lo mismo en otras ciudades. Buena gente.
Pero los gobiernos no están por la labor. Intentarán evitar a toda costa que
entren. Darán los permisos con cuentagotas. Siempre ha sido igual. El mundo se
repite. Ahora los rusos han entrado en la guerra. ¡Vaya lío! Americanos, franceses,
saudíes, iranís, y los rusos… claro. Estos van a la suya, en otro bando que la
coalición. Van con Bashar el Asad, defienden al régimen sirio. ¿Por qué? ¿Quién
tiene razón? ¡Yo que sé! Pero si el gobierno sirio machaca a su gente; ¿cómo
puede defender Rusia a un Régimen que bombardea a su población civil indefensa?
No sé. Impresionante exposición fotográfica en La virreina de Ricard García
Vilanova. Destellos en la oscuridad. Y
los otros… tampoco puede decirse que tengan las manos limpias, ni mucho menos.
Vaya lío que ha organizado Estados Unidos en la región. Desde que inició la
invasión de Irak, todo ha ido a peor. ¡Vaya chapuza! Esta todo incendiado:
Afganistán, Pakistán, Irak, Yemen, Siria… Que desastre. Lo peor es que lo
veíamos venir. ¿Qué demonios hacen metiéndose en este avispero? decíamos
después del atentado de las Torres gemelas. Nuestros políticos son unos
irresponsables. Han incendiado el mundo. ¿Y nuestros jóvenes, qué? Sin trabajo.
Y los musulmanes europeos… La integración no ha funcionado. Unos dicen; ¡que se
vayan a su país si no les gusta observar nuestras costumbres! No sé. No es tan
sencillo. Se sienten humillados. Despreciados. No pueden ascender socialmente.
Sí, pero se les ayuda. Tienen derechos que en sus países no pueden ni soñar.
Seguridad social, la protección del estado del bienestar. ¡Y encima se quejan,
dicen algunos! No sé, yo no entiendo de estas cosas. Se podrían integrar, pero
ellos prefieren conservar su cultura y sus costumbres. Quieren vivir aquí como
si estuvieran allá. Los franceses no les dejan llevar el velo. “Liberté,
Fraternité, Egalité”, los principios revolucionarios. Los derechos del Hombre.
La esencia de la República francesa. On
s’en fou! Dicen ellos. Los jóvenes se van a luchar a Siria con el DAESH.
¡Qué horror! Como decapitan a sus víctimas, a sus prisioneros. Es dantesco. Nunca
pensamos que volveríamos a ver imágenes como estas. La barbarie. Parecía cosa
del pasado, de los tiempos oscuros. Pero no. Aquí está. No cambiaremos nunca.
Pero estos jóvenes combatientes del estado islámico se han criado en Europa, en
Francia, en España… han nacido aquí, se han educado en nuestras escuelas.
Hablan perfectamente nuestra lengua. ¿Qué les hace movilizarse por esta causa?
¿Por qué tanto odio? No sé… A mí me parece inexplicable. Algo hemos hecho mal.
Choque de civilizaciones. ¿Islam contra cristianismo? ¿Cómo en la época de las
cruzadas? No, dicen. La mayoría de los musulmanes son pacíficos. Y es cierto.
Se horrorizan tanto como nosotros con todo esto. Y son los que más lo sufren.
Por las represalias. ¡No me gustaría encontrarme en el lugar de un musulmán en
Europa! ¡Lo de Charlie Hebdo fue muy
fuerte! ¡Qué bestias! Pero a mí no me parecieron bien los contenidos que
publicaron antes y después del atentado. No muestran ningún respeto por el islam.
Es la libertad de expresión dicen. ¡Es sagrada! Sí, pero humillar a los musulmanes
y menoscabar sus sentimientos religiosos… No sé. Pero hay odio. Hay un rencor
larvado de siglos. No es políticamente correcto decirlo. No, no, no. Pero…
Fueron colonias de Europa. ¿Qué barbaridades hicimos en el pasado? No nos lo
perdonan. El círculo del odio, un proceso del nunca acabar. Israel, Palestina…
¡Hay tantas cosas! Cómo acabaremos con todo esto. Hoy los cazas rusos han
atacado posiciones rebeldes. Pero estos rebeldes son aliados de EE.UU. Madre
mía, que lío. Todos contra todos. Y de momento, más y más familias sacrificadas,
más muertos. Más refugiados desamparados que intentan entrar en Europa. El
gobierno de Hungría montó un telón de acero en una noche. Avalancha humana,
ocho mil refugiados llegan cada día a las fronteras del espacio Schengen. No
sólo sirios, también afganos, iraquíes… Dicen que los afganos son agresivos. Se
pelean con los otros migrantes. La miseria y la necesidad, hacen miserables a
los hombres. El gobierno de España decide aprovechar la situación para hacerse un
anuncio con la causa. El migrante que fue agredido hace unas semanas por una
periodista húngara xenófoba, ha sido invitado a residir en España con su
familia. El padre de familia es el entrenador de un equipo de futbol en su
ciudad natal. Le han ofrecido entrar en el Madrid. Salió en el telediario del
mediodía. ¡Qué buenos somos! Jeje. Un portavoz del gobierno salió a explicarlo.
Qué hipócritas; me parece que intentan escaquearse de acoger migrantes: sólo
los que pidan asilo político. Los otros no, que se cuelan aquí por la cara para
conseguir trabajo. Además, puede filtrarse algún terrorista… dicen. Alemania,
quiere imponer cupos. Los socios miran para otro lado. Una vez más, los
europeos no nos ponemos de acuerdo. Inacción. No se toma la iniciativa. La
realidad nos desborda. Cómo en los Balcanes en los años noventa, como tantas
veces… ¿Funciona el proyecto de Europa? Tengo mis dudas.