Yo te pregunto a ti… ¡sí, a ti; el
que estás leyendo esto ahora mismo! ¿te parece bien el desmantelamiento de las
Instituciones de Cataluña en aras a “restablecer el orden” que decidirá el Partido
Popular? ¿un partido que tiene una representación residual en Cataluña y que levanta
fundadas sospechas de sentir odio hacia los que defienden ideales
independentistas, con los que se sienten identificados al menos la mitad de los
catalanes?
No me quiero dirigir ahora a todos
los que legítimamente defienden la independencia – hace falta recordar que estas
ideas están permitidas por la Constitución que tanto se esgrime--, sino a todos
aquellos que, en Cataluña, pero también en España, creen que la democracia es
el marco en el que deben resolverse los conflictos. ¿Entienden, todas estas
personas, que esta es la manera de resolver el gravísimo conflicto que nos
ocupa? Estoy convencido que no. Yo creo que, en España, igual que en Cataluña,
los ciudadanos razonables entienden que los gobiernos no han estado a la
altura, han encauzado mal el conflicto y lo han abocado a un campo minado.
Se puede estar fervorosamente en
contra de la independencia, ¡sólo faltaría! Pero yo pregunto: ¿esa es la manera
–el golpe del 155-- como mis conciudadanos creen que se debe resolver el
conflicto? Seamos honestos: ¿puede considerarse legítimo que el Gobierno y el establishment
español destruyan las Instituciones que los catalanes hemos construido a lo
largo de los últimos cuarenta años? Se escudan en la ley para perpetrar tamaña
barbaridad, pero son ellos los primeros que se la saltan a la torera
organizando este desaguisado. Vuelvo a apelar al sentido de la legitimidad y de
la proporción de mis conciudadanos: El actual gobierno del PP pretende, bajo el
amparo del golpe del 155, hacerse con las riendas del gobierno de Cataluña,
amordazar al Parlament, censurar los medios de comunicación, encarcelar a
adversarios políticos, amedrentar a nuestros representantes políticos con la
amenaza de arruinarlos o encarcelarlos, someter a funcionarios públicos que no
acaten las nuevas directrices con la suspensión de su sueldo y un largo etcétera
que todos conocéis. ¿Esta es la manera de defender la Constitución, de apelar
al orden y la ley? Yo creo que no.. ¿y tu? Algunos alegan que lo que nos pasa
nos lo hemos buscado. Volveré sobre una imagen que ya he utilizado en posts
anteriores: El maltratador justifica sus hechos diciendo que la víctima lo
provocó. Como si esa provocación justificara la violencia que sobre ella ha
ejercido de una forma intolerable y cobarde. Pero ahora la cosa va más allá: en
una venganza tan ciega como arbitraria, después de haber perpetrado su
execrable crimen, las autoridades han designado al propio violador como
custodio de la víctima.
Volvamos al principio de realidad. Hay
un problema: 2,3 millones de catalanes llevan pidiendo una solución a su
problema desde hace años sin que el Estado lo haya atendido. Al contrario, en
una actitud de desprecio y de prepotencia se ha negado a trabajar en una
conciliación que aviniera a todas las partes y siguiera garantizando la
convivencia. Así hemos llegado a dónde estamos. Ahora, además, se suman en Cataluña
muchos más ciudadanos que sin ser ni mucho menos independentistas ven con rabia
e indignación que el Estado en el que han creído hasta ahora, conculca las más elementales
formas democráticas. Y no están de acuerdo.
Y yo vuelvo a preguntarle a mis
conciudadanos, dejando aparte el conflicto catalán, ¿creen realmente que el
sistema que compone el PP, con la complicidad de Ciudadanos y del PSOE, es
democrático? ¿se han preguntado qué hay detrás de esta actitud intransigente? ¿tiene
algo que ver la corrupción del sistema y el temor a que, poco a poco, los
ciudadanos vayamos destapando el inmenso fraude con el que nos han estado
engañando y robando en los últimos decenios?
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