A Joan Miró
Como en
un sueño, el árbol de la vida centra en la Masía su metafísica relación: la Tierra
conecta con el cosmos. La raíz es ojo negro de insondable profundidad, punto
luminoso que engendra la florida copa que enlaza con un místico cielo de
surreal belleza. La luna preside con su influjo el fascinante hecho de la vida.
Vida que es naturaleza domada, objeto cotidiano convertido en símbolo que escribe
el lenguaje por el que el Universo toma sentido. La matemática del hombre
empeñada en su geometría del sentido. Raro sello. Luz de otro mundo, que sin
embargo es cotidiana razón. Síntesis de lo creado. Raíz.
Amébicos
personajes mueven sus ciliares miembros en límpidos espacios siderales. Estrellas
que acarician sus recios senos. Criaturas ingrávidas, con vaginas y penes improbables,
sugieren potentes emociones. Escueta insinuación erótica, signo cósmico de la
semilla de la vida universal. Asombrosa belleza. Vaginas con cilios insinúan la
entrada en nuevos universos, amebas de lo minúsculo que conducen al
macrocosmos. Rostros orientados a las estrellas en un afán por alcanzarlas.
Misterio de la vida.
L’ocell
diví llisca per les constel·lacions
Límpidos
colores primarios que son la pureza misma. Sobre diáfano fondo ocre que sueña
el infinito; rojo, negro y blanco. Una caligrafía de signos nuevos que sugieren
un más allá soñado, con puros objetos primigenios, que inducen un estado y un
sentir más que una forma. Mágico Universo convertido en acogedora morada soñada.
¿Acaso
el Ser visto a través de los ojos de un niño?
Constelaciones
que lamen mórbidos senos matemáticos. Geometrías imposibles que dibujan la idea
platónica. Síntesis de lo esencial. Perros que ladran a la luna, ante una
escalera wittgensteiniana. Rojo, blanco, amarillo y azul sobre Noche oscura.
Soledad inmensa, infinita. Estrellas que se refugian en el sexo de los
caracoles.
Vida
protozoaria de la que emerge la atónita mirada del hombre. La gran pregunta
universal reflejada en solícitos ojos redondos, ingenuamente abiertos, curiosos.
Agresivas dentaduras perfilan en fondos siderales sus figuras y escriben la
ferocidad de la vida.
Las revueltas
aguas de pasiones telúricas, reflejadas en esta caligrafía de sexuados signos,
conducen al remanso Zen de Azul. Inmenso tríptico azul, meditación
trascendental. Magistral poema de sosegada madurez. Estupefacta emoción. Síntesis
de la vida, pacífica respuesta a las turbulencias de la existencia. Fuego por
fin apagado en una quietud que promete la liberación de la muerte.
Culmina
la trilogía en blanco, donde apenas una tímida traza rompe el eterno silencio
del universo. Contemplación del Vacío. Sabiduría por fin alcanzada.
Paco Marfull
Barcelona, marzo de 2012