por Andreu Comas
El
autor de este artículo es un amigo mío que vive en Brasil. Como tantos
catalanes, está muy conmocionado por lo que ha ocurrido en Catalunya y lo sigue
de cerca. Me lo ha enviado y me ha pedido mi parecer, pues un medio brasileño quiere
publicar su opinión sobre lo que está ocurriendo. Me ha gustado. Pienso que el
artículo refleja el sentir de muchos catalanes, entre los que me incluyo. Por
eso le he pedido que me lo deje publicar en mi blog, como una colaboración
externa.
Nadie duda de que vivimos una etapa
mundial en la que los medios de comunicación y las redes sociales son el
epicentro de la divulgación del pensamiento. Estos medios están al alcance de
los expertos y de los inexpertos. En esta corriente, como si se tratase de una
vía láctea, circulan el pensamiento, las imágenes y la interpretación de todos
los colores de estas imágenes y pensamientos.
Este bombardeo constante de información,
exige de las personas un mayor sentido crítico, exige el análisis profundo, la
aplicación de la deducción lógica, bajo las reglas de una crítica sana y
constructiva.
Este chorro de información exige que
separemos más afinadamente el trigo de la paja, so pena de convertirnos en unos
desinformados, o simples repetidores de las corrientes dominantes, que no por
dominantes, son más ciertas o cuentan con el apoyo absoluto de la razón. Ni
siquiera del sentido común, el menos común de los sentidos.
Puestos en Catalunya, a pesar de muchos
matices que se puedan traer a colación, existe en el conflicto con España, como
en todos los conflictos, una cuestión nuclear: la raíz del conflicto.
Veamos entonces la raíz y el núcleo del
asunto:
Estoy seguro que la cuestión, movida y
empujada por intereses deliberadamente opuestos al interés del pueblo catalán,
han embrutecido el debate, para sacarlo del mundo de las ideas y los hechos y
llevarlo siempre a suposiciones fabricadas, que sustentan esos intereses ajenos
al interés de una nación. Afirmo que “el establishment” ha desplazado o tratado
de desplazar de aquellos oyentes que no profundizan en el debate, una cuestión
del simple ejercicio democrático al sufragio tanto activo como pasivo y el
ejercicio democrático de los derechos fundamentales, a una cuestión ora secesionista
ora separatista o independentista. Han dicho “¡a por ellos!”, y esta frase
entraña una guerra sin cuartel: todo vale, con tal de abortar los deseos
catalanes.
Se mezclan churras con merinas, y como
vivimos de titulares, sin información detallada y, en general, con poca
formación, viendo cómo el desvío del núcleo del debate se está consolidando.
Me asombra sorprender a mucha gente
debatiendo sobre el independentismo, el unionismo, la tendencia global a la
unión y últimamente he oído la falacia del concepto de “la ciudadanía mundial”.
No es que no se pueda “utopizar” el debate. Claro que se puede, somos libres.
Lo que me parece a estas alturas sibilino, es introducir este debate en el
marco catalán, o en el escocés, o en el canadiense, o en el palestino, o en el
saharaui, o en el Kurdo, cada uno sometido a diferentes niveles de sufrimiento.
Este debate lo que trata es de secuestrar la libertad actual, de hoy, de los
pueblos a decidir, en aras de una utopía. ¡Es como si me dijeran que los niños
los trae la cigüeña y que si deseo dejar de tener niños debo pensar que la
cigüeña se abstenga de mantener relaciones sexuales!
Los maestros de la filosofía, como Jurgen
Habermas, único miembro vivo de la escuela de Frankfurt, que se hizo notorio
con su artículo de “pensar con Heidegger contra Heidegger”, con la crítica a la
razón que este eminente filósofo utiliza para crear una teoría social, sustenta ahora el debate de la conveniencia o
no de Catalunya de ser independiente en el mundo de hoy. Esta no es la cuestión
Sr. Habermas, la cuestión es el ejercicio o no del sufragio universal para
escoger democráticamente la forma política. Tal vez esta cuestión sufragista le
suene mal, a tenor del pasado juvenil nazista que se le atribuye a usted.
Es lo que de forma castiza se dice,
cuando aludimos a llevar el gato al agua o tratar de llevarte al huerto, por
muy eminente filósofo que se sea.
Así hace el gobierno francés o el inglés,
a pesar que ellos sí se han marchado de la Unión Europea y aquí no ha piado ni
un alma. Pero claro, los catalanes son apenas una piedra en el zapato para
estas grandes potencias ¡Que les den!
Vayamos a la a raíz:
Catalunya en el 2011 redactó su Estatuto
al amparo de la Constitución Española. El Congreso de los Diputados español lo
votó y aprobó por mayoría. Acto seguido se sometió al poder supremo
constituyente: El sufragio de todo el pueblo catalán. Es decir: el poder
constituyente (la más alta instancia de cualquier democracia) votó y aprobó el Estatuto
de autonomía catalán, ¡la Constitución de Catalunya!
El partido eventualmente en el poder, de
clarísima tradición franquista, incluso ex ministros del Caudillo entre sus
fundadores, con votos extremamente minoritarios en Catalunya (4 representantes
que no forman ni grupo político), por medio de una maniobra en el Tribunal
Constitucional español, anuló y manipuló diversos artículos hasta dejar el Estatuto
absolutamente distinto al que fue aprobado por la mayoría del pueblo catalán.
Se pasaron por el forro la voluntad constituyente de todo el pueblo catalán.
Del 2011 al 2017, se ha intentado por
todos los medios negociar con el gobierno español, porque este acto torticero, a semejanza de la práctica
nacionalista católica y románica, que tiene el divorcio prohibido por su propia doctrina pero que mantiene un
tribunal eclesiástico en La Rota para anular los matrimonios a aquellos que les
puedan pagar enormes sumas de dinero. Con una maniobra estrafalaria de esta
magnitud, se deja al pueblo catalán sin Constitución. No ha habido negociación
posible, se ha secuestrado, no solamente la democracia en Cataluña, se ha
secuestrado la libertad y la lucha histórica por Catalunya a ser un pueblo
libre que deje a sus generaciones futuras una sociedad libre y en paz. Se trata
del famoso “seny” catalán que muchos no acaban de entender, ni qué sentido
tiene y que confunden con una forma de hacer pusilánime.
El núcleo del asunto:
El pueblo catalán sabe, desde el siglo
XI, de su pluralidad, de las diferentes etnias y creencias que lo componen. Se
limitó a recibir los expulsados de castilla durante siglos. Ora los judíos,
después los musulmanes, luego los Sefardíes, ahora los subsaharianos… Forma
parte de nuestra historia. Hablamos diversas lenguas. Interactuamos hace siglos
con el sur de Francia. ¡Le Pays Cathare! Las raíces de Montsegur de los
templarios… Somos un pueblo cosmopolita donde los haya, como Holanda, como
Singapur, como Suiza…
Siempre, desde el siglo XI, hemos
resuelto las cuestiones con el asambleísmo, con la voluntad formada y
manifiesta del pueblo, cosa que ahora los herederos del “fascio” franquista
intentan secuestrar. Mal saben que en el caso de salir ganador el unionismo,
todos los independentistas van a respetar la decisión, de la misma forma que
hemos aceptado el dominio externo durante décadas, incluso respetado el derecho
de conquista de los reyes franceses. Pero no, creen estos del gobierno Rajoy
que no se puede votar, que hay que imponer el unionismo por pelotas. En virtud
del derecho de conquista, porque al final, Catalunya son tierras conquistadas.
Este intento franquista de arrodillar al
pueblo catalán, ha llegado a los extremos de prohibir que el pueblo vote el
tipo de Estado que le gustaría tener. Se ha secuestrado el sufragio y la
actividad democrática de decir que se opina sobre un determinado sistema de Estado
o sistema de gobierno. Se sustenta, en contra de los pactos internacionales de
directa aplicación en España, por fuerza del artículo 96 de la CE, que el
pueblo catalán ni puede votar ni puede autodeterminarse. Autodeterminarse también es decidir continuar
en unión con España. Eso sí, cuando fue conveniente para el Estado español pudo
votar, como de hecho votó, el Estatuto de Autonomía. Entonces sí. ¡Ahora NO!
Es decir, como no me gusta lo que parte
de los catalanes piensan, les cierro la boca a todos para que nunca se sepa que
parte piensa de una forma y que parte de otra. Todo ello, no hay duda hoy en
día, con el apoyo de sectores poderosos
europeos. Se trata de un claro retorno a la situación fascista de 1940, sin
precedentes en Europa. ¿O sí tiene precedentes? Sí, es verdad, se me olvidaba:
Kosovo, hoy república independiente. Parece que es mejor mirar hacia un lado. Decir
que la cuestión es apenas interna. Esgrimir que vamos a una unión global, como
si los bloques existentes, incluso el europeo, no sepa hasta el garracucas, que son grupos de intereses
económicos, en dónde a los gobiernos de turno, la tan proclamada ciudadanía
europea, les importa un pepino. Les interesa la armonización fiscal, la evasión
de impuestos, los grupos de presión, las fronteras externas cerradas a cal y
canto a la inmigración, incluso la humanitaria, y finalmente la potenciación de
las corporaciones económicas poderosas.
Es decir, que todo anda hacia un retorno
a 1940 o 1914…que ya tenemos el culo pelado de ir a la greña en Europa. ¿Alguien
se cree que la creación de catorce nuevos estados independientes en Europa, en
estas últimas décadas, contó con el apoyo de las estructuras públicas europeas?
No apoyaron ni la lucha contra el genocidio
en la antigua Yugoslavia ni contra las violaciones masivas en aquél
país. Desgraciadamente le tuvo que poner fin, después de 6 años de los
gobiernos europeos mirar a otro lado, ¡el ejército norteamericano! ¡Esta fue una
de las mayores vergüenzas de la construcción europea!
¡De modo que, a buen entendedor pocas
palabras bastan! En Catalunya se trató de ejercer bajo el manto de la Constitución
Española, que ahora torticeramente dicen que vulneramos, el ejercicio de la
autonomía. La autonomía no política, sino la autonomía mas civil de todas, la
autonomía de la voluntad. Este ejercicio se vio vulnerado y pisoteado por medio
de manipulaciones ilegítimas. El pueblo catalán sigue insistiendo en que sean,
de una vez por todas, preservados sus
derechos legítimos. ¡Pues nada: ajo y sal!
La libertad es un bien jurídico
protegido, en la historia, por encima de la vida. ¿Cuántos dieron la vida por
la libertad a lo largo de la historia? ¿Se creen por acaso que nos van a acallar?
¿Se creen que 2.200.000 de catalanes vamos a desaparecer? ¿Tanto los que votan
sí al independentismo como los que votan no, y que también salieron a votar
bajo los palos de la guardia civil?
¿Se piensan que somos idiotas? ¿Que no
sabemos que Catalunya es plural, que por eso en su Parlament existen varios partidos en la derecha, centro e izquierda,
con una amplitud parlamentaria diversa y rica? ¿acaso piensan que no sabemos
que hay diferentes sensibilidades en la nación catalana? Tal vez, como dice el
castizo refrán: ” piensa el ladrón que son todos de su condición” Lo que, a
diferencia de este gobierno fascista español, se ha intentado en dos ocasiones
ya, es justamente lo contrario, es decir,
consultar por medio del voto, en dos votaciones que nos han prohibido, cuál era
el pensamiento mayoritario en nuestro país. Cuál, dentro del pluralismo
político, era la corriente mayoritaria. El miedo, sólo este miedo que nace de
la cobardía, le ha hecho al gobierno español seguir aplicando por medios
ilegítimos la prohibición. ¡No sólo la prohibición de votar! ¡Han prohibido
incluso hablar de ello! ¡Ya prohíben, incluso, camisetas de color amarillo!
Lo que sucede es que, privando nuestras
libertades, pisoteando nuestros derechos fundamentales, nos han llevado por la
vía de los hechos a tomar una actitud defensiva y proclamar, a sabiendas de las
dificultades venideras, una república independiente que se ve sustentada en más
de 2 millones de votos, efectuados y sufragados por los catalanes directamente
de sus bolsillos, sin usar ni un euro público, a pesar de las cargas y la
violencia desplegada por el Estado español. A pesar de las acusaciones
infundadas de malversación de caudales públicos, a pesar de las acusaciones
prevaricadoras de rebelión, sedición, a pesar de los exilios… a pesar de una
constante e reincidente saña, por otro lado repetida a lo largo de toda la
historia, contra el pueblo catalán.
A pesar de la posición del sexto de los Felipes, Rey de las Españas, que
abiertamente y sin ningún remordimiento ignora los 1.000 heridos en la carga policial
del 1/10/2017, digno sucesor del quinto de los Felipes, autor de extrema violencia contra los Países Catalanes y
autor de los decretos de “Nueva Planta” en los idos del 1700. Qué mira por
dónde que el pavo este encontró un nombre bien indigno, condenando a desaparecer
de un plumazo todos los derechos históricos de más de diez siglos del pueblo
catalán: ¡Nueva Planta! ¡Debía ser nueva ignominia! En fin… El primero de los Felipes citado, este VI, como Jefe del Estado
actual, impuesto por el General Franco al imponer a su padre, Juan Carlos I y
reinstaurar la monarquía en un Estado republicano. Sí, no se puede olvidar… El
antiguo Estado español, Estado en el que este general, autotitulado
Generalísimo, propició un golpe de Estado en 1936 y el hundimiento en la
obscuridad fascista y dictatorial de todo el Estado español durante 40 años.
Aquí no ha habido ni juicio de
Nuremberg, ni siquiera explicaciones, como sí ocurrió en la Alemania Nazi. En la Argentina de Videla, en Chile de
Pinochet. Y mira que en fascismo, Franco perdió de su contemporáneo Adolf Hitler apenas en el número
de muertos 1.000.000 contra 6.000.000. ¡Con la crueldad con la que se ensañaron
sobre Barcelona y Guernika, si la comparamos con los bombardeos del resto de
Europa realizados por la mismísima Luftwaffe, se quedan todos ellos en una
mascletá de las fallas valencianas!
¡Toda esta actitud injusta que el Estado
español despliega, se la va a comer con papas fritas, y si no…tiempo al tiempo!
Todo ello se hará con una irresistible
tarea pacífica, inflexible, aunque sea muriendo en pie para no vivir arrodillados,
como gente de paz que somos, porque, como ya le advirtió don Miguel de Unamuno
al general franquista Queipo de Llano, inspirador al parecer de este Mariano Rajoy,
por el gesto de llevar la mano a la culata de la pistola en toda ocasión que
era enfrentado dialécticamente: ¡Suya es la fuerza y nuestra la razón!
¡VISCA LA LLIBERTAT, VISCA LA
DEMOCRACIA, VISCA CATALUNYA!