Una orquesta
de cigarras
abre el
espectáculo de luz y fuego.
Tan indómito
como la tierra que pisa
un hombre
otea el horizonte:
la isla
cíclada es una atalaya
una proa
hendida en la inmensidad azul.
A lo lejos,
apenas dibujadas
en la lechosa
bruma,
un círculo
de islas hermanas
cierran un
incierto recinto
de
prosperidad y recelo.
No en vano
levantaron en este otero
un bastión
de calculada defensa
hombres que
desde la Edad Oscura
pueblan
estas soledades.
¡Qué épica
grandeza
levantar finas
civilizaciones
en este
adusto terreno
de espinos y
guijarrones!
Supieron
domar nuestros ancestros
estos ásperos
rincones y encontraron,
a la sombra
de sus escondidos manantiales,
una fronda
fresca donde endulzar sus vidas.
Escucha,
amigo viajero que estás de paso,
el rumor del
viento entre los olivos,
ese mismo
aire espiritado que huye rizando la mar,
y sentirás
como te habla el pasado.
Paco Marfull
Andros, agosto de 2020