¡Uy, por dios! Mira esa del galgo como viene por ahí, bonito
perro pero altivo, con esos aires ella, medio despechugada, la galguita con sus
melenitas y sus pompones, pintarrajeada y dándoselas de gran señorona ¡que
manía con operarse los labios! Esas piernas tan largas, tachin tachan, ¡como la
galguita! ¿es un afgano de esos? El culo prieto y mirando parriba, patam patum, aquí estoy yo. Recién salidas las dos de la
peluquería, ¿a cuál irán? Madre mía, como se parecen los perros a sus amos, ¿por
qué será? Remilgada, uy, esta no friega, te lo digo yo, el maromo se lo paga
todo. Y yo tan sola. Este café está frío, ¡camarero!, con lo que cobran en
estas terrazas de la Rambla de Cataluña, me encanta, la rambla más bonita de
Barcelona ¡y esas casas! El casero dale que dale, que si me atraso, ya veré
como salgo adelante este mes. Esta acidez me mata. Mira si no a Juanjo, con el
buldog francés ese que tiene igualito que él, puro mimetismo, qué carácter, uy,
por dios, ¡sí! con esa cara chata que no pueden ni respirar, baboso, ese pelo cortito
sal y pimienta que parece un marine, ¡oi,
oi, oi! y tan machote él, con esos andares paticortos de aquí estoy a ver qué
pasa y esa mirada impertinente. Y que bíceps, madre mía, ¡hombretón!, un poco chaparrete para mí, barriga cervecera. Mira
ese del acordeón, erase una vez un hombre pegado a un acordeón, Emir Kusturica
gato negro gato blanco ¿y tú que miras, espabilado? ¡qué sabrás tú de pasar
hambre! Estoy hecha un horror. Los años. Y digo yo, ¿qué pensará la gente de
mí?, aquí sentada a la mesa viendo pasar al personal, ¡vieja loca!, dicen, ¡aféitate
la barba, que se te ve el plumero!, descarados, qué saben ellos de la soledad
de la pobre Mimí, pero tiene a su Darlin, a qué sí, Darlin, uy sí que bonito, uy
sí, potolete mío, con sus cejitas de
abuelete, y sus lacitos rojos, me encantan los abrigos rojos con solapas
amplias, mujer fatal, que sabrán ellos de elegancias, del glamur, fumando con
una boquilla larga de esas antiguas de nácar ¡ay! Joven que joven era, Mamá,
¡Mamá!, tu no me entiendes, claro que te entiendo, mi niño. Y esos perros ¿cómo
se llaman? fox terrier, cejas frondosas de vejete malhumorado, se parecen a
Sean Connery uy que guapo haciendo de coronel británico en la India ¡teniente,
prepare el té para las cinco y cuide esos botones! ¡Sí, mi coronel! Bah,
ridículo. El camarero ni caso, guapetón vente pacá, primero los guiris, ¿no te
jode? En casa no pasan las horas, aquí al menos pasa la gente adónde irán tan
ajetreados ¿Quién es más mono que mi bichón habanero? Ninguno, a que sí, uy, a
que sí, tiene el pelo lacio, da gusto acariciarlo, a que sí, a qué sí, aquí
encima de mi faldita, las dos juntitas, mi potolete,
y que bueno es, y educado: sólo ladra a los desvergonzados, di que sí, potolete. No volveré más a esa
peluquería, habrase visto, ves con cuidado, niña, no ves como gime, ¡le haces
daño, mi niña, que no lo ves! Son unas brutas. Sesenta euros, uf, un timo.